En cada paso, un verso.
En cada lugar, un reloj.
Tu marca y tu mirada,
se acercan con tesón.
¿Es mi lengua la que lame tu vestigio?
¿Es mi oído el que oye tu rumor?
¿Son mis ojos y mis manos
los que anhelan tu corazón?
Cae la noche
Y tu luz abre la puerta
del sueño perpetuo,
de la vida eterna.
Es tu cavilar, es tu melodía
la que mueve las estrellas,
la que alumbra el deseo.
No es más triste
Haber sentido
por un segundo
tu voz
que no, haber sentido
jamás tu amor.
Marta Tadeo
En cada lugar, un reloj.
Tu marca y tu mirada,
se acercan con tesón.
¿Es mi lengua la que lame tu vestigio?
¿Es mi oído el que oye tu rumor?
¿Son mis ojos y mis manos
los que anhelan tu corazón?
Cae la noche
Y tu luz abre la puerta
del sueño perpetuo,
de la vida eterna.
Es tu cavilar, es tu melodía
la que mueve las estrellas,
la que alumbra el deseo.
No es más triste
Haber sentido
por un segundo
tu voz
que no, haber sentido
jamás tu amor.
Marta Tadeo
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